¡¡¡Béeeeee!!!

El borrego en su "borregueidad"

                                                         "El silencio de los borregos"
Desde pequeñitos nos educan para qué socialmente molestemos lo menos posible, y para respetar un orden establecido que al parecer tiene un origen "divino"  que no tiene que ser cuestionado. Conforme vamos creciendo tenemos la sensación de qué nuestro destino no está como nos venden, en nuestras manos, si no que cada vez el corsé social nos aprieta más y más, y nuestros sueños e ilusiones juveniles se van diluyendo poco a poco en esa corriente uniformadora,  donde al parecer el pensamiento global es la virtud,  y la originalidad y el sentido crítico son sospechosos. Con la madurez la cosa se complica sobremanera introducidos de lleno en esa espiral de sociedad consumista, la hipotéca, el coche, los críos, las vacaciones el trabajo (el que tenga), nos vamos acostumbrando a mirar únicamente  sí hay forraje en nuestro pesebre, aunque el de los demás esté vacío. Por esta época hemos dado ya por  "perdido al mundo" y una oleada de pragmatísmo nos invade: "Yo mi familia, mi círculo" se ha convertido en el único credo. Cuando nos queremos dar cuenta, a parte de lo "nuestro" ya casi no hay nada, hemos perdido hasta la capacidad de pensar por nosotros mismos, y nuestras ideas se han convertido en un "refrito" de ideas de otros que asumimos como nuestras; Es en estos momentos cuando estamos plenamente integrados en el sistema, ya ni nos escuchámos, nuestros silencios dicen más que nuestras palabras. Es en ese preciso instante, cuando nuestro silencio se ha convertido en espeso y cómplice, cuando ha llegado el verdadero momento del: "Silencio de los borregos"