Pito, Pito, ¡Que me irrito!

Escribo esta entrada horas antes de que se dispute la final de la Copa del Rey entre el Bilbao y el Barcelona. Se ha politizado tanto el tema que merece la pena comentarlo; Con la libertad que me da escribir en un blog intimo, solitario, y semiclandestino. Si tuviese que escribir pensando en la mano que me da de comer, y como humano que soy, me lo pensaría, pues escribir sobre este tema te crea muchos enemigos y pocos amigos. Parece ser que el patriotismo, y el homenaje a los simbolos, está reservado exclusivamente a los elementos nacionalistas, y lo que ellos nunca consentirían en sus añorados  estados, al parecer tiene que ser consentido en nombre de la sacrosanta libertad de expresión en patria ajena; Hoy nos vamos a tener que comer una sonora pitada al himno nacional y al Príncipe de Asturias, para que esta gente desahogue sus ansias de libertad; Pítido, que empiece el partido y a gozar.¡ Pues oiga no!, si yo invito a cenar a alguien  a mi casa, y resulta que el invitado me insulta y le toca el culo a mi 
mujer no tendré más remedio que enfrertarme a él y echarle. Su libertad termina donde empiezan mis derechos, y eso en principio no admite discusión.
¿Que pasaría si yo ejerciera mi libertad de expresión y silbara y abucheara a la Ikurriña, y ondeara una bandera española en una final de pelota vasca en San Sebastián.? ¿Saldría vivo?
¿ Saldría vivo si actuara de la misma forma en Cataluña.?
Al parecer si alguien en España defiende o pretende defender sus simbolos es acusado de españolista  con las connotaciones fascistoides que la rancia y cavernícola izquierda otorga a esta defensa; Hoy en El Pais  "las momias" progresistas (es un decir),se han despachado a gusto con su visión del "españolismo", los muy putas solo se mojan en estos temas.
Ser hoy en día de izquierdas (o lo que sea hoy en día ser de izquierdas), es una opción de libertad, sin ataduras y sin complejos históricos. Puedo y quiero a mi pais que es España, y no acepto que sus simbolos sean agredidos. Lo cortés no quita lo valiente.
Hoy aprovecharía el comienzo del partido para que mientras suena el himno nacional se izaran las tres banderas  y así cada uno en un puro ejercicio de libertad silbara a la más odiada. Yo paso del partido y voy a ejercer mi libre derecho a cambiar de canal.