Si preguntas a un matemático cuanto es 2+2, te responderá sin dudar 4. Un filósofo, ante el terror de concretar entrará en trance y dirá que "depende". Un economista te mirará con cara de cachondeo y te preguntará: ¿Cuanto quieres que sea?.
Y es que los economistas tienen mucho de camaleones, tienden a satisfacer al amo que les da de comer. Siempre tienen una teoría a mano sobre un hecho y su contraria, por si la cosa se pone borde.
Aún así hay que reconocer que son duros de pelar, la realidad ha desmontado pilares básicos de su ciencia infuso-difusa como: su teoría del "Mercado perfecto" y la mano invisible que lo regula. Un golpe así no lo resistiría ninguna disciplina; ¿Que pasaría si los matemáticos descubrieran de repente que el sistema decimal es erróneo? posiblemente tendrían que reinventar las matemáticas. Los economistas son inmunes y como el "conejito de Duracell" siguen y siguen... con la matraca, su econometría de diseño resiste cualquier "cagada".
Hoy se parecen más a aquellos sacerdotes de la antiguedad que se cargaban a cualquier bicho para poder leer el futuro en sus vísceras, el método según ellos era el mejor. En la actualidad los economistas están más cerca que nunca de "pitonisos", "videntes" "astrólogos", y de "magos de todo a cien", que de una ciencia seria, con la notable diferencia de que a un "echador de cartas" acudes si te da la gana, cosa que no pasa con los omnipresentes "Gurús de la economía" y con sus magistrales opiniones. Tienes que soportarlos aunque su intención sea la de dejarte con "El culo al aire".
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